Una vez concluidas las elecciones, es imperativo que el gobierno tome medidas para cambiar el tono “ultranacionalista” que tanto el partido oficial como los otros tres principales han venido utilizando.
Lamentablemente, estos discursos xenofóbicos están ganando terreno en la conciencia colectiva y podrían desencadenar, en un futuro cercano, acciones violentas de odio dirigidas hacia minorías como los haitianos, sus descendientes y miembros de la comunidad LGBTI.
Resulta vergonzoso que el partido liderado por el hijo de Ranfis Trujillo haya obtenido más votos que los partidos tradicionales, principalmente porque mercenarios y oportunistas políticos difundieron mensajes infundados, manipulando el miedo a la migración y propagando un odio extremo hacia los haitianos.
En un país donde más de 4 millones de sus ciudadanos residen en el extranjero, el tema de la inmigración debe ser abordado con empatía y credibilidad ante otras naciones.
Es contradictorio rechazar a los haitianos cuando el gobierno y los empresarios los demandan insistentemente para generar bienes y riquezas. Incluso los más fervientes ultranacionalistas los emplean en sus fincas, trabajos de jardinería, vigilancia e incluso como trabajadoras domésticas.
En nuestro caso en hogar, después de meses de infructuosa búsqueda finalmente hemos decidido emplear a una haitiana sin constatar por su estatus legal en el país.
La situación de los partos de mujeres haitianas y sus descendientes está siendo distorsionada y exagerada. Los registros de partos de extranjeros en el Sistema Público durante la última década han mantenido un promedio de alrededor de 30 mil.
Cualquier aumento en la tendencia porcentual puede que se deba a que más dominicanas están recurriendo a servicios privados.
Estas mujeres no están llegando en masa en autobuses; están aquí, viven aquí y lo que se necesita es mejorar los servicios de planificación familiar para reducir los embarazos en ese segmento de población
El eslogan radio-televisivo “Yo soy dominicano de pura cepa… pa’que lo sepa” plantea interrogantes sobre su audiencia. ¿Acaso los hijos de inmigrantes no son igualmente dominicanos? ¿O se pretende excluir únicamente a los descendientes de haitianos? .
En mi opinión, los fondos destinados a esta publicidad serían mejor utilizados para fomentar el respeto hacia las minorías, detener la violencia contra las mujeres y promover la importancia de relaciones bilaterales, así como el apoyo a Haití en su búsqueda de paz y desarrollo.