Las elecciones, esa joya de la democracia, tienen su inicio en la antigua Grecia, donde la gente debatía sus decisiones políticas en asambleas públicas, ¡todo un espectáculo! Pero claro, en aquel entonces, solo los varones tenían voz, ¡qué discriminación!
Siglos después, comenzaron a otorgarle el voto a las damas en lugares como Nueva Zelanda, Australia. ¡Imagínense la cara de sorpresa de los caballeros! En República Dominicana, las mujeres tuvieron que esperar hasta 1942 para votar en elecciones municipales, y hasta 1955 para las nacionales.
Pero la historia electoral no es solo satisfacción y alegrías. En República Dominicana, hemos tenido nuestros líos con trampas y marañas. ¿Recuerdan aquella vez en 1978 cuando intentaron hacer de las suyas para favorecer a Balaguer? También en 1994 hubo un escándalo con el cambalache que hicieron al padrón electoral, las compras de votos e intimidación a los electores con los pañuelos coloraos colgando en los fusiles militares.
A pesar de estos baches, las elecciones siguen siendo la fiesta de la democracia dominicana. Se han implementado reformas para mejorar el sistema electoral, ¡aunque siempre habrá algunos fulleros intentando engañar al sistema! Si no pregúntenle a Roberto Rosario.
Pero no todo es seriedad, en el circo electoral, tenemos de todo un poco: Candidatos excéntricos como “Corides” otros que regalaban pantis a las mujeres, así como aquel que prometió convertir el país en un Nueva York chiquito. ¡Valla ocurrencia! Ausente en estas elecciones están las mascotas políticas: gallos, bueyes, toros, entre otros.
Algunas celebridades de la farándula nos recuerdan que la política también puede ser un espectáculo. Ejemplo: Johnny Ventura, Corporán, Sergio Vargas, El Torito, Dr. Fadul. Fue notable el acalorado debate entre Juan Bosch y el padre Láutico García en 1962, y ente entre Vincho Castillo y Hatuey Decamps en el 2000. ¡Sin embargo, resultaron insípidos e insustanciales los debates entre los candidatos congresistas y presidenciales actuales!
Y qué decir de las caravanas electorales, ¡todo un carnaval en las calles con camiones, orquestas y bailarinas y …tapones! ¡Y no olvidemos los souvenirs políticos, desde gorras, camisetas para lucir el apoyo (o la burla) hacia los candidatos!.
En resumen, las elecciones son un cóctel de democracia, travesuras y humor. Hoy, aun con cientos de puestos congresuales innecesarios a elegir, vamos todos a votar. ¡Que viva la fiesta electoral!