Una de las promesas más destacadas de la campaña de Trump fue la implementación de aranceles (tariff) a todos los productos importados. La semana pasada, lanzó un ataque económico, imponiendo un 25% de aranceles a productos de Canadá y México y un 10% a China.
Sin embargo, la reacción fue inmediata y negativa: Canadá replicó con medidas similares, y ambos países iniciaron conversaciones con la Unión Europea para formar un nuevo tratado comercial. Este sismo económico llevó a las bolsas de valores a caer y generó nerviosismo entre los gobernadores de los estados fronterizos.
A pesar de su firmeza, Trump se vio obligado a posponer la medida por un mes y buscar nuevos acuerdos. El presidente lamentó haber recibido un “trato injusto” de sus vecinos, ignorando que había anticipado que estos aranceles podrían reducir el crecimiento económico de EE. UU. a la mitad, una predicción que no resonó con la realidad económica.
En Canadá, el primer ministro Trudeau logró un consenso entre sus estados, reafirmando su liderazgo. Los aranceles impactan negativamente en un país con un déficit comercial con EE. UU., posicionándose como una hipertensión en sus políticas económicas. Economistas y líderes corporativos se dieron cuenta de que esta decisión podría perjudicar más a su propio país, destacando que, por ejemplo, Texas exporta billones de dólares a México.
Por su parte, México acordó enviar 10,000 guardias a la frontera para combatir el tráfico de fentanilo, una promesa que ya se había hecho en ocasiones anteriores sin resultados sustanciales. Mientras tanto,
Trump había indicado que México colaboraba con los carteles, al día siguiente estaba firmando acuerdos con ellos. Las insinuaciones sobre la anexión de Canadá, generó un fuerte patriotismo en ese país. Trudeau, con firmeza, reiteró la necesidad de que su país dependa menos de EE. UU., anunciando más soldados en la frontera, acción también ya prevista desde el 2024.
En cuanto a China, el 10% de aranceles no tuvo un gran impacto. Sus productos, a pesar de los aranceles, siguen siendo competitivos, y Beijing ha expandido su comercio con otras naciones. Los seguidores de Trump celebraron, creyendo que Canadá y México se habían sometido a su liderazgo.
Sin embargo, pronto Trump desvió la atención hacia temas como Gaza y Ucrania, dejando atrás su primera gran derrota. En los siguientes días, es probable que busque nuevos enemigos o problemas para abordar, mientras esta situación se convierte en un eco del pasado.