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Channel: Ernesto Guerrero – El Nacional
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“Power pack”

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Así se llamó a la operación militar estadounidense del 28 de abril de 1965. Yo tenía 12 años cuando estalló la revolución, vivía en la calle Concepción Bona esquina Duarte. Recuerdo a dos hombres ranas apostados en las aceras que hacían frente a un tanque de guerra que disparaba desde la esquina de la Juana Saltitopa.

Ese miércoles, un vecino “gallego” llegó con la noticia de que los marines estadounidenses estaban desembarcando, que se oponían a los constitucionalistas y que le  confiscaron su revólver.

Alrededor del mediodía, el tanque se movió y apareció una caravana de 12 vehículos militares tipo “jeep” con ametralladoras calibre 30 instaladas. Los hombres ranas entraron con sus armas a una de las galerías de las casas, y muchos vecinos se asomaron a las puertas y ventanas para ver con asombro a los invasores.

De repente, desde el otro lado de la Duarte, se escucharon varios disparos, al parecer de un francotirador. Algunos estadounidenses bajaron a cubrirse mientras dos de las ametralladoras abrieron fuego, sellando el edificio. Afortunadamente, no penetraron en la galería desde donde los dos combatientes observaban.

Al día siguiente, nos despertamos con el sonido de helicópteros militares que sobrevolaban de un lado a otro, mientras en las calles Ana Valverde, los soldados de la división aerotransportada levantaban una alambrada del llamado “corredor de seguridad”, que dividió la ciudad y nos impidió cruzar a casa de mi abuela.

Durante esos primeros días, con el consentimiento de los soldados invasores continuaron los saqueos a las tiendas, mientras ellos se limitaban a grabar y tomar fotos.

-Nada de imparciales-  recuerdo cómo unos cinco hombres armados vestidos de civil atravesaron con su vehículo los controles estadounidenses para poner las bombas que silenciaron la estación de radio de los constitucionalistas.

 Sin permiso de mis padres, varias veces atravesé el corredor para visitar la zona constitucionalista. En una de esas aventuras, fui impedido de regresar por los militares y tuve que quedarme esa noche en casa de mis parientes quienes alertaron a mis padres de mis andanzas.

En los días subsiguientes, llegaron militares de otras nacionalidades respaldados por la OEA, que luego, en 2016, pidió disculpas públicas al país, por avalar este hecho. Hoy, 59 años después, somos nosotros quienes pedimos vehementeme una ocupación para Haití.


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