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Channel: Ernesto Guerrero – El Nacional
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El aborto

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Durante toda la semana pasada, la frase “Mi cuerpo, mi decisión” adornó la icónica Torre Eiffel, marcando un hito histórico para Francia al convertirse en el primer país en proteger este derecho en su Constitución. Sin embargo, en nuestro país, todavía vemos con tristeza cómo algunos jóvenes candidatos a cargos congresionales se oponen injustamente a que las mujeres puedan decidir sobre su embarazo en tres causales.

Aunque la interrupción del embarazo está legalizada en Francia desde 1975, el reciente cambio constitucional trajo una perspectiva fresca para el mundo. El Consejo Constitucional francés, basándose en la noción de libertad consagrada en la Declaración de los Derechos del Hombre de 1789, aprobó el aborto como un derecho constitucional. A pesar de las reticencias del Vaticano, más del 85% de la población respalda esta reforma, según las encuestas.

Este movimiento en Francia fue impulsado en parte por los acontecimientos en Estados Unidos, donde el Tribunal Supremo revocó el derecho al aborto en 2022, devolviendo la decisión a los estados, lo que podría significar el fin del aborto para millones de mujeres. Situaciones similares se están dando en Argentina y El Salvador.

Es inspirador ver cómo la inclusión del aborto en la constitución francesa contó con el apoyo tanto de la izquierda como de la derecha, enviando un poderoso mensaje sobre la colaboración más allá de las diferencias partidistas. También nos recuerda que, aunque los movimientos reaccionarios a menudo intentan socavar los derechos sociales, el feminismo puede ser una causa que trasciende las líneas políticas.

Ante este panorama, es crucial que nuestros candidatos se pongan del lado de las mujeres y de la historia. Nuestro país aún mantiene leyes draconianas que obligan a muchas mujeres, especialmente a las más pobres, a recurrir a procedimientos clandestinos y peligrosos para interrumpir sus embarazos.

Todo esto en un intento de congraciarse con sectores ortodoxos de la iglesia que defienden esta posición absurda.

Es importante reconocer que el aborto es una realidad en nuestro país, y no podemos seguir ignorando esta situación. No hay prisiones llenas de mujeres que han abortado, y la idea de que se nos quiere imponer esta agenda internacional, es simplemente falsa. Permitir que nuestras madres, hermanas, hijas y seres queridos tomen decisiones sobre su propio cuerpo es un derecho humano fundamental. ¡Gracias, Francia!


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